Lenguas originarias en Vías Alternas
Texto: María Villatoro, Fotos: Flo/Subterráneos
Ejercer la interculturalidad para construir puentes y no muros
Puebla, Puebla, 3 de noviembre 2021. Las jornadas culturales del Festival Vías Alternas 2021 llegaron a su fin, más no el resto de actividades del festival que concluyen en diciembre. El evento de clausura tuvo sus particularidades. Se trató de un “Mercadito Intercultural” que reunió a diversas comunidades de extranjeros radicados en la ciudad, quienes ofrecieron artesanías y productos gastronómicos icónicos de sus países de procedencia. Bebidas exóticas como el “shampu” colombiano, pastelitos andinos de Venezuela, repostería francesa, miel de Tel Aviv, papusas salvadoreñas y una amplia variedad de delicias, transportaron a los asistentes a un tour gastronómico que, sin duda, los aproximó a las culturas de cada uno de los expositores. A la par de ésta actividad, en el escenario, la interculturalidad, ahora de nuestras comunidades originarias, se adueñó del espacio con la presentación de la Banda Sinfónica Mixteca y dos artistas del Hip Hop en lenguas propias: Juan Sant, poeta y rapero en lengua Totonacú de la Sierra Poblana y Zara Monrroy desde la región Seri de Sonora en lengua Cmiique iitom.
Zara Monroy fue la primera en subir al escenario, ataviada con motivos representativos de su cultura, llenó a los espectadores de cantos repletos de alegría, introspección, hermandad y fuerza. Aún sin entender las palabras de su lenguaje, el poder de los sonidos cmiique iitom comunicaban y transmitían, a través de la voz de Zara, toda esa magia y espíritu que habita en la comunidad Comcaac. Después, Juan Sant, vestido con manta y una máscara de danzante en brillante rojo, colmó de fuerza el escenario combinando totonacú y castellano para lanzar dardos, acompañados de Flow electrónico, con mensajes sobre la dignidad de pueblos originarios, la discriminación y la tolerancia.
Mientras los expositores del “Mercadito Intercultural” nos hablaban de sus experiencias como migrantes en Puebla y de la importancia de arraigar a su cultural las tradiciones mexicanas, los integrantes de la Banda Sinfónica fueron tomando su lugar en el escenario para dar inicio a su intervención. Intervención que tuvo una particular relevancia dado que en un acto de plena desconsideración y discriminación, el gobierno de Moreno Valle en el 2015, desapareció injustificadamente a ésta orquesta, siendo ésta presentación la consolidación de su rescate y continuidad de éste proyecto tan loable e importante para las actividades culturales que se realizan fuera de la ciudad y que visibilizan la importancia de la inclusión de zonas, muchas veces marginadas, y que tanto consolidan la identidad multicultural de nuestro Estado.
Ésta participación, además, fue coronada con un ensamble maravilloso, que asombró a todos los asistentes, que conjuntó la música de cámara con los cantos de Zara Monroy y Juan Sant. Una fusión musical, nunca antes escuchada, en donde la pulcritud de la música sinfónica se amalgamó con el rap y el hip hop (en lenguas originarias) haciendo claro que la interculturalidad es un arma cargada de belleza, unión y poder. Es indescriptible la experiencia, pero era obvio el asombro y disfrute de todos aquellos que, atentos, presenciaron el espectáculo. Desde piezas del folklor mexicano, valses europeos y piezas que iban del Sena de París al Volga de Rusia, la orquesta ejecutó piezas que remarcaban, justo eso, el movimiento de la migración y el sincretismo de culturas que hacen a los seres humanos próximos e iguales. El final, muy atinado, fue el tema “Qué lejos estoy del suelo donde he nacido” (canción popular mixteca) cuya letra, en castellano, fue reemplazada por cantos en totonacú y cmiique iitom de Juan Sant y Zara Monroy.
Sin duda, éste cierre, como parte de las actividades del Festival Vías Alternas 2021, cumplió, de lleno, con la intención del programa: recalcar la importancia de la interculturalidad, producto de la migración, en la re interpretación de la cultura y en toda la riqueza que aporta la simbiosis y el sincretismo que, de la mano de las expresiones artísticas como el canto y la música nos recuerdan que entre los seres humanos se crean puentes y no muros, que hacer comunidad, aún entre ajenos, nos recuerda que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan y que todos somos migrantes, todos somos identidad.
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