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Represión opaca conmemoración del 8M en Oaxaca

Silvia Chavela Rivas / Subterráneos

Organizaciones condenan el operativo de disuasión del gobierno de Salomón Jara

Oaxaca, Oaxaca; 13 de marzo 2025. El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo de dorado las calles empedradas de Oaxaca. Era el 8 de marzo, y la ciudad se preparaba para una de las manifestaciones más esperadas del año: la marcha del Día Internacional de la Mujer. 


Desde temprano, mujeres de todas las edades comenzaron a congregarse en distintos puntos de la ciudad para arribar al zócalo, un punto neurálgico que se convertiría en el corazón palpitante de la lucha por la igualdad y los derechos.


Eco Poderoso 

Con pancartas en mano y el rostro pintado de colores vibrantes, las participantes se unieron en un mar de voces que resonaban con fuerza.

"¡Vivas nos queremos!", "¡El patriarcado va a caer!", eran algunos de los gritos que se alzaban, llenando el aire de determinación y esperanza. La diversidad era palpable: jóvenes estudiantes, madres, abuelas, activistas y artistas, todas unidas por un mismo propósito.A medida que la marcha avanzaba, las calles se llenaban de un eco poderoso. Las mujeres marchaban con paso firme.


La música y las consignas se entrelazaban, creando una sinfonía de resistencia. 

Los rostros de las participantes reflejaban una mezcla de emociones: alegría, rabia, esperanza. En cada esquina, se podían ver grupos de mujeres compartiendo historias, apoyándose mutuamente y recordando a aquellas que ya no están. 


Las fotografías de víctimas de feminicidio y violencia de género se exhibían con orgullo, un recordatorio de que la lucha no es solo por el presente, sino también por el futuro.A medida que la marcha se acercaba a su destino, el ambiente se tornó aún más electrizante. Las mujeres comenzaron a entonar canciones de protesta, llenando el aire con melodías que hablaban de libertad y justicia. 

Mujeres fueron rociadas con gases lacrimógenos

El Zócalo y la Alameda se convirtió en un escenario improvisado donde se realizaron discursos apasionados, donde líderes comunitarias y activistas compartieron sus experiencias y exigieron un cambio real.


Y vino el caos 

Las manifestantes arribaron a la Alameda con el puño en alto e inmediatamente lograron tirar la cerca metálica que cubría a la Catedral.

Sin embargo, todo se volvió un caos cuando un grupo de mujeres intentó derribar las vallas colocadas alrededor del Palacio de Gobierno. Ahí fue cuando les lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlas.


Tras condenar estos hechos, las mujeres decidieron no caer en la provocación y poco a poco se fueron retirando.

La jornada culminó con un llamado a la acción: no solo se trataba de un día de conmemoración, sino de un compromiso continuo. 

Las mujeres de Oaxaca, con su fuerza y valentía, dejaron claro que su lucha no se detendría. 

La marcha del Día Internacional de la Mujer en Oaxaca no solo fue un evento, sino un recordatorio de que la voz de las mujeres es poderosa y que juntas, son capaces de transformar el mundo.Al caer la tarde, mientras las participantes comenzaban a dispersarse, el eco de sus voces aún resonaba en el aire. 


La marcha había terminado, pero la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres continuaría, con cada una de ellas llevando en su corazón la llama de la resistencia. 

En Oaxaca, el 8 de marzo se convirtió en un símbolo de esperanza y unidad, un paso más hacia un futuro donde todas las mujeres puedan vivir libres y en paz.



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