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Reedita fanzín 30 años después


Regresé a Puebla y quería tocar ska: Javier Bautista


Texto y fotografía: Hugo Cabrera / Subterráneos


Puebla, Puebla; 20 de julio 2020. Hace 30 años que se editó el fanzín Nosferatu, se podía comprar en el tianguis del Carolino, de manos de su autor, un chavo de larga cabellera, que vestía de negro y usaba gorras con capita: Javier Bautista, que años después sería reconocido en el ambiente subterráneo de Puebla como el Tata Cremor. Hoy, 30 años después, decide re editar el fanzín con el cual se dio a conocer entre los chavos poblanos.

“ Yo me fui de Puebla a Tijuana, a mediados de la década de los 80. Ya había escuchado géneros como el Metal, pero yo andaba en búsqueda de algo nuevo, en ese entonces quería tocar ska, un género que conocí con bandas inglesas como Madness y The Specials. Aquí en Puebla no me agarraban la onda y me fui a Tijuana a intentarlo. Armé mi proyecto Skándalo con el guitarrista de Espécimen, el baterista de Solución Mortal, pero en poco tiempo se disolvió”, comenta Bautista y busca en su mochila el fanzín, mientras platicamos en "sana distancia".

A su regreso a Puebla, allá por 1987, la idea de tocar ska ya estaba un poco más en la onda de los poblanos y fue otra vez un grupo de amigos metaleros de Bautista, los que intentaron darle forma al proyecto Skándalo: en la batería el Blacky, en el bajo y guitarra el Pato. Lograron tal vez cuatro presentaciones, de ese género tanto desconocido, y que a pocos importaba, en esos años. Se recuerda la presentación en el Umbral y alguna colaboración del guitarrista Chucho Romero y El Blaster, haciendo lo que en el argot metalero se nombra como chordchoreo.

Javier Bautista, también trajo de la frontera norte la inquietud de hablar de otras formas de hacer música, otras influencias, ello lo llevó a editar el fanzín Nosferatu, en donde de manera didáctica, hablaba de géneros y diversas bandas. Es curioso leer un artículo de ska, en donde habla de que la Maldita Vecindad y los hijos del quinto patio, no merecían actuar junto a Ziggy Marley y Peter Tosh, en un festival organizado en el entonces DF, ya que no ejecutaban un reggae puro. Se menciona a bandas como Souflé, y otras que recurrieron al reggae para hacer alguna rola como: Ritmo Peligroso y Los Amantes de Lola.

La edición de Nosferatu de 1990 es un asunto artesanal, escrita con máquina de escribir, es un collage de textos recortados e impresos en reducciones, fotografías en blanco y negro. Armado con 12 hojas tamaño carta en fotocopias, que lo mismo puedes encontrar un artículo de ska, como de Christian deaths, Morrissey, Peter Murphy, Dead Kennedys, 7 seconds, Minor Threat.

La venta de productos, llámense playeras, discos, parches, fanzines, las hace Cremor predominantemente por internet, así que el asunto de la pandemia no le tomó por sorpresa. “Hay más banda en internet, pero la venta baja porque todos estamos jodidos de varo”. Me dice mientras me hace entrega de la reedición de Nosferatu, al igual que hace 30 años, cuando le compré el primer número, pero ahora, en una ciudad semidesierta, afuera de un local de renta de computadoras, cerca de ciudad universitaria.


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