Hugo Cabrera/Subterráneos
“…pero ahora cada uno en sus abismos y de nuestros rostros solo en internet”
Puebla, Puebla; 2 de diciembre 2021. “Hay una forma de comportarte ante el amor y el desengaño, formas de responder que son mías y claro de mis cuates. Muchos de mis amigos, lo siguen siendo, por su forma de reaccionar ante el amor y el daño que este provoca. Yo no tendría una amistad perdurable con alguien que sea golpeador, por ejemplo". "Hay formas de responder ante el amor, con respeto, con dolor sí, pero no con revancha”. Dice Carlos Arellano, en su casa, sentados en su patio, mientras tomamos té endulzado con algo de miel. He decidido ir a buscarlo a San Baltazar, Tetela, Puebla, para hablar de su reciente disco, el octavo en su carrera, del cual realizó 300 ejemplares físicos y grabó en el estudio de un entrañable amigo, Chucho Romero. Armó una banda, después de 27 años, y entre algunos temores, la influencia de los boleros que dejó su padre y el acompañamiento de su pareja Aleyda, presenta su obra sin una metodología de marketing, sin sofisticación en los procesos de sonido, seguro de su talento para describir la vida, emocionado y satisfecho de lo logrado.
“'Amor y Daño' es un disco que no conceptualicé, son canciones que generé en un lapso de tiempo y cuando elegí grabarlas, noté que lo que las unía era el amor y el daño. El amor siempre va acompañado del daño, a veces leve y otras mortal. Yo tenía, como casi siempre me sucede, un nombre guía para el disco y era Sueño Lateral, solo por gusto, sin mayor justificación. Una vez, yendo a visitar a mi hermana que vive por La Margarita, en el edificio 400, que está al pie del circuito, en lo alto, en los tinacos, hay un graffiti muy chido, bien hecho y dice Love y daño. En una de esas visitas, hice la asociación de las canciones y el graffiti. Se me hizo muy sofisticado hacerlo en inglés y entonces elegí el español.”.
El primer disco de Carlos Arellano fue grabado en 1987, tuve la suerte de coincidir con él y con la banda Tierra Baldía en la central de autobuses Tapo, en el entonces Distrito Federal. Él venía de presentar Canciones Domésticas y yo de una reunión con escuchas y creadores de programas de radio de Rock 101. Han pasado muchos años y la pregunta es casi obligada,
¿Reflexionas en la evolución de tu obra?
“Lo que logro ver es que mis canciones son más pequeñas. Ahora soy más concentrado, puede que tenga que ver la edad, creo que sí. Antes era más rústico en estructuras musicales, había poca elaboración en armonía y melodía. Creo que con la edad he desarrollado estructuras más sólidas; de pronto extraña uno cierto desparpajo, cierta actitud, pero va dependiendo de como vas creciendo. Siento muchos cambios. Temí mucho hacer disco con grupo, el anterior lo había hecho 27 años atrás, Nada en su Sitio fue el último, los demás fueron de solista, acompañado de ciertos instrumentos. Partí de un temor para crear Amor y Daño, no tenía claro cómo abordar el disco y armar banda implica muchos problemas de coordinación, saber si los tiempos son posibles, si va a implicar más tiempo de ensayo. Me fui por la fácil mucho tiempo yo solo. Fui miedoso porque no quería repetir esquemas, que ya venía repitiendo, ni quería sonar igual. Finalmente lo decidí con un plan personal para lograrlo: Escogí a músicos en los que confío y tenían el sonido que quería abordar. Tener claro que quería lograr con el disco y platicarlo con ellos. Luego fue escuchar discos referentes, que dieran idea a lo que yo quería. Un disco guía fundamental fue para mi el de un compositor llamado Joe Henry y su disco Reverie, que me lo enseñó Cosme Ornelas, incluso me regaló acetatos.
Mario Chánez se ha convertido en mi aliado musical desde hace muchos años, él es parte importante en la dirección del disco, en arreglos y mezcla. Hay una guitarra acústica que suena permanente, alrededor de ella giran muchos instrumentos. Hay un trabajo de sonidos poco procesados, buscando la crudeza de la guitarra y demás instrumentos, lo más cercano al sonido natural, yo lo busqué así. Fue un disco muy platicado, cuando empezamos los ensayos ya había claridad de lo que hacíamos. Otra cosa de la que me ocupé fue que la mayoría de las canciones tuvieran guiños melódicos, para que se facilitaran los arreglos.
Todo fue planeado y todos sabíamos que era un disco arriesgado, porque iba con pocos recursos tecnológicos, limitado, pero también hubo razones económicas para hacerlo así.
Aunque también estuvo la maravilla de grabar en un estudio donde tienes plena confianza que, quien comanda, es tu carnal. Había mucho que ganar. Ahora que lo veo concreto, sé que sorteamos muchos problemas, es evidente que fue hecho en un estudio pequeño y que logramos sacarle mucho provecho”.
Los discos de Carlos Arellano siempre se han nutrido de la literatura, su hermano Víctor una gran influencia y sin duda, también el fallecido escritor poblano, Alejando Meneses.
“En todos mis discos algo tiene que ver Alejandro Meneses. Hay dos discos que no hay letras de Meneses, pero tiene que ver, por ejemplo ´A la caza de los dragones´, es una canción mía totalmente, con la que íbamos a arrancar un proyecto: Teoría general sobre los dragones, entonces miles de cosas que se ocurren y se quedan a medias. En el segundo está 'el Baile de las cosas’, que es un texto de él. En el tercero hay una canción que se llama ‘Nada en su sitio’, que la hice después de leer un cuento de su libro Días Extraños,el texto ´Barcos del cristal´, hay frases que me llevaron a la canción. En el disco La jauría, está ´Pobre diablo´. Ahora está la canción de ´Velas´, es parte de muchos textos que me dejó. ´Muerte fiel´ es un texto que me dio Jesús Bonilla, que también acaba de fallecer, e incluí en otro disco. Meneses es parte de mi obra.”
“Vela, resiste hasta que esté dormido. Meditativa vela arde conmigo, resiste hasta que esté dormido”
En Amor y Daño también hay espacio para el amor fraternal, de cuates
“Rafael Catana y Fausto Arellín me recibieron en la ciudad de México los primeros años de mi carrera, por eso dicen que soy parte de Los Rupestres, ellos me jalaron y sumaron en los años ochenta. Se anunciaban como cantantes errantes en el Tecolote, foro isabelino en Insurgentes Norte y Reforma, ellos fueron los que me recibieron. La primera vez que fui a casa de Catana, me quedé en su casa y un hábito que tiene uno es hurgar en los discos y descubrí que muchos discos que él tenía, yo también. La rola de ́Catana y yo´ la escribí en camino a la presentación de su disco Caballo, se me ocurrió una idea loca, que de tan loca quedó frustrada, la de componer una rola en el camino a la presentación de su disco, pero la guitarra en el equipaje. No salió y llegué solo con el texto. Inventé una historia de mi amistad con Catana, a los dos nos gusta Neil Young y la rola tiene un eco Neil Yougniano”.
“ Nos lleva entre trenes a la frontera , nos cruza la línea, nos tatua una bandera. Vive con los dos en lugares distintos, conmigo en un lago, con él en un río. Catana y yo tenemos un caballo…”
Carlos Arellano se erige como un trabajador de la canción, su casa un santuario para los amigos. Entre el canto de los pájaros, plantas, mosquitos, lagartijas, discos, libros y su familia, las rolas se maquilan, para luego compartirse. La plática va llegando a su fin, junto con el té y su calor.
"Creo que el encanto de una canción es que consigas tocar un punto de vista inédito, eso es lo que le da novedad, interés. ´Muchos no´ es una rola que se aborda desde un sitio poco visto, se la dedicamos Aleyda y yo a unos amigos de Oaxaca, en un aniversario de boda. Aleyda descubrió este punto de vista inédito, se lo debo a Aleyda, me enseñó desde donde mirar, pensé en mis relaciones, en las de mis amigos,en la sustancia de las relaciones amorosas”.
Hay en puerta una una reedición del disco físico, ya que la demanda del mismo ha resultado favorable. Se planea la grabación por primera vez de un videoclip, y el propósito es que sean tres. A Carlos Arellano se le puede contactar por sus redes sociales y pedir el disco físico o contratar. En Puebla se presentará el 16 de diciembre en el Breve espacio, presentando Amor y Daño.
"Muchos no me acorralan, muchos no en la boca, muchos no que me sangran, muchos no como rocas y entre tantos no, la vida se va, se va. Muchos no en la infancia, muchos no que escupí, muchos no que amenazan… Tal vez he sido para tí muchos no, un tipo que siempre se negó, pero sé, que tú eres ese sí que me guía, mi fe, mi sostén, mi alegría…”
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